martes, 7 de junio de 2011

CUARTOS TRASTEROS


De todas las labores domésticas, tal vez de las más ingratas es la de la limpieza del cuarto trastero. En la pequeña oficina donde nos reunimos el maestro Yotekuro y yo para coordinar la edición de este blog, también tenemos uno y, de vez en cuando, toca reordenarlo, quitar las telarañas, limpiar el polvo y espantar las polillas. Así que hoy vamos a abrir la puerta y las ventanas para que entren el viento y la luz y podamos contemplar mejor todo lo que hemos acumulado en nuestro particular cuarto trastero.



Cuarto trastero de fábrica,
listo para estrenar.
Dice el Diccionario que un trastero es lo “Dicho de una pieza o de un desván: Que está destinado a guardar los trastos que no se usan”. Si no en todas, en la gran mayoría de las viviendas existe un lugar en el que se acumulan todos los objetos que han dejado de prestar su servicio, pero que, o por su valor material o sentimental, o porque aún podrían ser reutilizados, no han recibido todavía el decreto de expulsión de la casa. Toda vivienda antigua que se precie debe incluir siempre un trastero como signo de identidad. Incluso las viviendas modernas, d¡señadas para ser habitadas por inquilinos contagiados de la fiebre consumista, ya traen de fábrica un cuarto trastero. Y si no, el trastero de alguna u otra manera terminará apareciendo por sí sólo: todo es cuestión de tiempo…

Cueva de Shanidar (Irak): una
 vivienda con trastero de 50 mil años
Entre los rasgos definitorios de la especie humana, uno de los más comunes es la necesidad de guardar y atesorar objetos. Y esto, posiblemente, nació con la Humanidad misma. Y, al mismo tiempo, también surgió la necesidad de buscar un lugar para depositarlos. De hecho, son numerosos los testimonios arqueológicos que lo confirman, en todos los continentes, islas, y parte del extranjero. Desde la Edad de Piedra hasta fechas recientes, se han encontrado restos de asentamientos humanos en los que aparecen vestigios de la existencia de trasteros, minialmacenes y guardamuebles. Uno de los trasteros más famosos de la historia, es el de las cuevas de Qumrán, junto al Mar Muerto, allí fueron encontrados en el año 1947 los antiquísimos ejemplares de manuscritos hebreos, eso sí, junto a multitud de otros objetos de uso cotidiano.
Trastero con vistas al Mar Muerto
Ejemplo de trasto encontrado en Qumrán

No obstante, si nos atenemos a la definición de trastero, podemos ver que, en realidad, el universo trasteril va mucho más allá de lo que, de entrada, nos podemos imaginar. Porque si nos paramos a pensar, ¿qué son los cementerios si no otra cosa que trasteros?. Allí se depositan cadáveres humanos, o lo que es lo mismo, objetos que han dejado de cumplir su función, pero con los que existe un apego sentimental. Y su origen es antiquísimo, pues ya existían en la Prehistoria. Con el tiempo, lo que empezó siendo un simple hoyo en el suelo se fue transformando en un construcción más o menos compleja, dependiendo, obviamente, del valor del objeto a guardar. En el año 1922, dos cazatesoros semi-delicuentes aficionados a la arqueología, llamados Howard Carter y Lord Carnavon, encontraron en el Valle de los Reyes (Egipto) la cámara mortuoria casi intacta del faraón Tutankhamón, que llevaba allí en depósito unos 3.200 años. Y, aparte de su cuerpo encapsulado en un sarcófago, ¿qué es lo que encontraron en la tumba?. Pues sí, ni más ni menos que ¡un cuarto trastero!... ¿Habrase visto?.
Imágenes del trastero de Tutankhamón en el momento de su descubrimiento
7.000 figuras de guerreros se encontraron en el trastero 
eterno del emperador chino Qin Shi Huang, 210 a.C.

Los enterramientos de la Antigüedad son quizás los más extralimitados en cuando a dimensiones y en cuanto a aparatosidad. Con el tiempo, el aumento de la densidad de población, a la vez que la disminución de las diferencias sociales, han provocado que este tipo de trasteros se hayan ido simplificando, aunque su función primigenia sigue invariable.
Trastero humano ajardinado
Trastero tetrabrick 

Trastero del Partenón de Atenas
Pero, para trasteros con estilo, y nunca mejor dicho, ahí tenemos los museos, donde se guardan multitud de objetos inservibles, y sólo por su valor material o cultural. Su origen es también antiguo, aunque quizás no tan remoto. En la antigua Grecia, los templos de cierta envergadura, poseían un departamento en el que se almacenaban todos los materiales destinados al culto, pero que no eran de uso frecuente, junto con las ofrendas que entregaban los parroquianos. Era el opistódomos (literalmente: detrás de la casa) y, como su propio nombre indica, se situaba en la parte trasera del templo. De vez en cuando, estos objetos se sacaban y se exponían al público para que pudieran ser contempladas las riquezas del templo, provocando así la admiración de unos y la envidia de otros. Con el tiempo, esta costumbre fue copiada por ciudadanos adinerados, que exponían en sus jardines o dependencias de sus casas sus colecciones de obras artísticas. En los edificios públicos romanos, como las termas, también se habilitaba un espacio para lucir los tesoros incautados a los pueblos vencidos. Y éste es el origen de los museos actuales, que, naturalmente, han evolucionado en continente y contenido, pero que siguen sirviendo para que el visitante valore al dueño más por lo que tiene que por lo que es.
Trastero del Louvre, París
Trastero Británico, Londres

Existe otro tipo de cuartos trasteros, que, aunque menos conocidos por el gran público, no por ello son menos importantes. Nos referimos a los archivos, donde se guardan los documentos producidos por las instituciones públicas y particulares, básicamente escritos, aunque también los hay de naturaleza artística y científica (grabados, planos, mapas, herbarios…). Y, al igual que los museos, también nacieron dentro de los templos, que, en la Antigüedad, custodiaban los tesoros escritos como si de reliquias se trataran. Ya hoy en día existen dependencias públicas encargadas de su conservación, aunque sus fieles custodios siguen siendo los mismos: los pequeños ácaros del polvo.
Trastero gubernamental

Además de todo esto, en los últimos tiempos, ha surgido un nuevo tipo de trastero público, donde van a parar todos los objetos cuyos dueños, por alguna u otra razón, han dejado de tener contacto con ellos, pues, por mucho aprecio que se les tenga, un momento de despiste lo tenemos todos. Nos referimos a las oficinas de objetos perdidos.

Y, ante este inmenso panorama de trasteros que acompañan nuestra existencia mundana, cabe preguntarnos por qué existen. ¿Por qué el ser humano tiende a crear constantemente cuartos trasteros a cada paso?. El maestro Yotekuro lo tiene claro: el cuarto trastero en sí es una proyección, una materialización, de nuestro inconsciente, que es, en definitiva, el cuarto trastero de nuestra mente. Allí van a parar, en forma de recuerdo, todas nuestras experiencias sensoriales: los olores, los dolores, los momentos de alegría, las frustraciones, los rencores, los deseos y las esperanzas. Ya el psiquiatra Sigmund Freud demostró que el inconsciente tiene mucho poder sobre las decisiones que tomamos conscientemente. Y tanto es así, que desde lo más profundo de nuestra inconsciencia, todos esos objetos intangibles almacenados durante años nos inducen a crear una realidad material que es un fiel reflejo de ellos mismos.

Trastero inconsciente

Si observamos el cuarto tratero que cualquier persona tiene en su casa, con un poco de paciencia, podremos adivinar qué es lo que guarda en su cuarto trastero interior. Carl Gustav Jung, en su estudio de los sueños, solía asociar la imagen de la casa con la de la mente, por eso, cuando soñamos que entramos en nuestra casa, lo que estaríamos haciendo es realmente una visita a nuestro interior. Y, al igual que en su equivalente material, en el cuarto trastero sutil, de vez en cuando, también conviene abrir la ventana para que entre la luz. Respecto a esto nos dice el propio Jung:

 “El inconsciente no es algo malo por naturaleza, es también la fuente de bienestar. No sólo oscuridad sino también luz, no sólo bestial y demoníaca, sino también espiritual y divina.”




Por cierto, la palabra museo viene de Musas, que, en la antigua mitología griega, eran las diosas del pensamiento. De Musa también deriva la palabra música. Y les dejo con el vídeo de una actuación de toda una musa de la música latina, la maravillosa cantante cubana Doña Celia Cruz, con un tema que tiene mucho que ver con los trasteros del alma: “Te busco”.





Saludos.

22 comentarios:

  1. Genial este recorrido por la historia del trastero, y tienes razón, si no existe, se crea por sí solo... ya que nosotros hemos hecho del cuarto de invitados un trastero en el que vamos acumulando objetos, encima de la cama, que ya mismo nadie podrá dormir en ella, yo diría que ni siquiera entrar ahí, o sea, que si alguna vez te dejas caer por GRANADA, no gastes dinero en hoteles, mi novio y yo te acogeremos, aunque como hemos hecho del cuarto de invitados trastero...¡lo más posible es que duermas con nosotros! (hombre, eso de que el cuarto de invitados sea un trastero y el sofá del salón tan incómodo hace que las visitas acepten siempre la propuesta de compartir cama, jejejeje)

    ResponderEliminar
  2. Jejeje,... muy ingenioso comparar las necropolis como "trasteros". jajaja,...
    hace ya algunos años atras, la antropologia enseñaba la hipotesis de que, tal vez, los humanos empezaron a agrupar articulos a los que les atribuian propiedades magicas, curativas, espirituales o, de cierto poder. Piedras, huesos, raices, frutos secos, plumas, craneos, pieles y otros enseres, comenzaron pronto a sernos utiles para afrontar el temor a la muerte, a los fenomenos desconocidos o, sencillamente, para manipular a las masas y esclavizar a los ingenuos. Ya sabes; segun Kubrick ("2001: una odisea del espacio) y Dios (segun la Biblia), toda la culpa es de una quijada. jajajaja,...

    Besotes y muchas gracias. Como siempre: fantastico.

    ResponderEliminar
  3. Lo mejor es hacer como yo.....no limpiarlos nunca

    ResponderEliminar
  4. Un buen recorrido empiezas por esa necesidad que tenemos todos más o menos de almacenar objetos de una utilidad dudosa y acabas en lo más profundo de nuestra mente sin olvidar nuestros ritos... Me ha divertido e interesado. Muchas gracias.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. :D Carter y Lord Carnavon debieron atreverse a entrar en los "terraos" de mi suegra, aquello si que como dicen los mexicanos es duro y tupido :D

    Maravilloso post, nunca me había planteado los museos como trasteros de postín y me ha gustado mucho eso de los trasteros del alma

    Asssssssssssssúcar :D

    Besos

    ResponderEliminar
  6. O.G.G.: Sí, el trastero parece que es algo inherente a la condición humana, y termina apareciendo por mucho que uno lo intente evitar (jajaja). En cuanto a tu cuarto de invitados, no te preocupes, que a veces llegan algunos visitantes a nuestra casa que son realmente un trasto, así que no iban a desentonar (jajaja). Y gracias por el ofrecimiento, aunque tu alcoba se iba a convertir más bien en un "cuarto oscuro", pero, bueno,... siempre tendremos la opción de encender la luz (jajaja).

    Cosimo: Si nos paramos a pensar, estamos rodeados de trasteros por todos lados, incluso la "civilización" misma es una especie de trastero gigantesco (jajaja). Aunque quizás estoy generalizando demasiado, porque hay gente que realmente no acumula objetos, y se deshace pronto de todo lo que le sobra, pero son pocos. Luego tenemos el extremo de las personas afectadas del "síndrome de Diógenes", pero ya estaríamos hablando de alteraciones serias de la salud mental. Y también se puede entender ese vínculo con los objetos materiales como una forma de ocultar los miedos, y por el propio instinto de conservación de la vida. Y, claro, luego el que más posee goza de la admiración de muchos de los que no poseen... Precisamente el antropólogo Marvin Harris establecía el surgimiento del Estado como forma de organización sociopolítica en la figura de los "acaparadores", que aparecieron con el Neolítico y la sedentarización, y de ahí a los primeros "faraones" sólo hubo un paso. Pues sí, la culpa debe ser de los asnos por tener una quijada tan "peligrosa" (jajaja). Aunque yo sigo sustentando la hipótesis de que el trastero es una materialización del inconsciente.

    Ignatiusreilly: La verdad es que a mí me da mucha pereza limpiar cuando está todo lleno de polvo y descolocado. Y si hay que sacar todo para pintar las paredes ya es lo último (jajaja). Pues sí, quizás lo mejor sea dejarlo todo como está, porque, total, va a ponerse igual de desastroso en poco tiempo, como si fuera ésa su verdadera esencia (jajaja).

    Peace-for-ever: De alguna manera, todas mis entradas son una excusa para terminar hablando siempre de nuestro lado más profundo (jajaja). Y parece ser que trasteros hay en todas partes. No sé si conoces la anécdota del rey Juan Carlos cuando visitó por primera vez el Parlament de Barcelona. Resulta que le fueron enseñando todas las dependencias y llegaron a un sitio que en el que arrancaban unas escaleras, y uno de los guías le dijo: "Majestad, ahí arriba tenemos las golfas". Y el rey, queriendo ser muy cortés, dijo: "Ya veo que aquí tienen de todo" (jajaja).

    Alma: No creo que tu suegra dejara entrar esos pillos en su casa, que serían de todo menos arqueólogos (jajaja). Y precisamente esta entrada me la inspiró la canción de Celia Cruz, y tirando del ovillo... llegué hasta el Museo Británico (jajaja). Pero el origen de todo, como ya dije, son los trasteros del alma, aunque ahí nuestros recuerdos ni se apolillan, ni amarillean, ni los cubre el polvo. Pero, a veces, convendría también dar una buena limpieza.

    Gracias, saludos y besos para todos.

    ResponderEliminar
  7. Los trasteros son inevitables como bien dices. Cuando me trasladé a mi piso hace ya unos siete años llené mi trastero de objetos que "seguro" que iba a utilizar... y que por supuesto no he utilizado. Hasta que hace poco que por fin lo he limpiado tirando la mayoría de las cosas que había.

    Lo mismo he hecho con mi mente en los dos últimos años, tirando cantidad de prejuicios y miedos, lo que ocurre es que ese trastero es más dificil de limpiar porque lleva más de 40 años acumulando polvo.

    Un beso (que espero que almacenes)

    ResponderEliminar
  8. Parmenio: Vemos que los trasteros tienen un origen primitivo, pero es seguramente en nuestros días, con la cultura consumista, cuando tienen más razón para existir. También es verdad que las viviendas son más pequeñas y caben menos cosas, y, al final, hay darles el decreto de expulsión (jajaja). Si no, acabaremos viviendo dentro de un trastero (jajaja). Y es verdad eso que dices, que la mente es mucho más difícil de poner en orden que el mundo material, y, desde la infancia, hay trastos que entran ahí para quedarse para siempre. Y sí, claro que voy a almacenar ese beso, pero ése no va para el tratero, sino para el corazón. Besos para ti también.

    ResponderEliminar
  9. Rober, me ha gustado mucho este post sobre los cuartos trasteros.
    Muy completo, de hecho y que yo recuerde, no he leido nada sobre ellos.
    Haces referencia incluso de los trasteros del alma, donde guardamos cosas que más bien nos hacen sufrir y de las que tendriamos que prescindir pero no lo hacemos.
    Somos así.
    Me imprimiré este post, está clarísimo el motivo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Gerard: Gracias, cielo, quizás esté inventando una nueva ciencia: la trasterología (jajaja). Y sí, los trasteros también existen en el alma, pero, perdona que discrepe contigo, porque no necesariamente guardamos dolor, también guardamos alegrías y recuerdos de buenos momentos. Lo ideal sería limpiarlo y tirar todo eso que sí nos molesta de verdad. Claro, decirlo es muy fácil..., pero tampoco es una labor imposible. Y te recuerdo unas palabras del cantautor argentino Facundo Cabral: "¡Pero no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes!" (jajaja). Cuánta razón tiene (jajaja). Un abrazo para tí también.

    ResponderEliminar
  11. esta asturiana amiga y admiradora te da infinitas gracias por concedernos el privilegio de ser testigos de tus sublimes letras, un besin muy grande .

    ResponderEliminar
  12. Ozna-Ozna: Muchas gracias, cielo. En principio este asunto de los cuartos trasteros parece una cosa insignificante, pero a poco que uno hurgue ya ves todo lo que da de sí el asunto (jajaja). Besos para tí también.

    ResponderEliminar
  13. Rober querido, con el tiempo que poseo no me puedo pasar como antes de los primeros, pero quiero que sepas que yo también tengo un cuarto de estos, y también un cajon de estos, es que soy de los que no se desprenden de algunas cosas por muy inservibles que sean.

    Besos y gracias por poner mis dos blogs como destacados en el tuyo.

    Mil besos

    ResponderEliminar
  14. Diego: A esta casa, que es también tuya, nunca llegas tarde, cielo. Así que tú también tienes un cuarto trastero, como todo el mundo (jeje), eso significa que eres humano, y, aunque guardemos cosas aparentemente inservibles, realmente no lo son, porque forman parte de nuestra vida, y dan sentido a nuestra existencia. Si yo contara las cosas que guardo... (jajaja). Pero hay algunas que ya me estorban, y tengo pensado hacer una hoguera y quemarlas, aunque quedará su recuerdo en mi inconciente, donde no acumularán polvo, y no habrá que limpiarlas (jajaja). Y los enlances a tus blogs los he puesto porque es un gusto visitarlos, y todos deben saberlo, y porque, como sabes, te tengo mucho aprecio. Mil besos para tí también.

    ResponderEliminar
  15. Vaya con los trasteros, no sabia que dieran tanto de si. Vaya lecciones buenas nos das sobre los lugares y las cosas. Increible.
    Besotes

    ResponderEliminar
  16. JFL: Pues parece que el mundo de los trasteros es todo un universo por descubrir (jajaja), y parece que el tema da para mucho. Espero que no te hayas enfadado porque haya comparado los cementerios con los trasteros, es sólo una manera de interpretarlos, y tiene sentido en el contexto de la entrada. Besos.

    ResponderEliminar
  17. No sé cómo se te ocurren temas tan originales.
    Los cementerios son cuartos trasteros porque muchos esperan verdaderamente que "la carne resucitará" al final de los tiempos.
    También habría que hablar de los cuartos trasteros de los discos duros de nuestros ordenadores, de nuestra infinidad de datos en CDs, DVDs y discos duros externos que guardamos y de los que nunca haremos el menor uso. Muchas veces somos enfermos de guardar por guardar, y nos perdemos vivir la vida como se nos presenta.
    Besos...

    ResponderEliminar
  18. jaj cari, considerar a los cementerios trasteros y a los difuntos trastos viejos está muy bien, aunque sea un poco iconoclasta, mas sobre todo comparandolo con el Louvre. Claro, entre la Monna Lisa y un cadaver por muy bien conservado que esté yo me quedo con la pintura de Leonardo, jaja No sé que tendría que decir Freud a eso. Tampoco me importaría tener un guerrero de Xhian en mi trastero y no creo que lo echaran en falta, pues creo que hay miles y miles....

    Yo creo que lo que estudio Freud es que si tu trastero cerebral es como el de casa: bien ordenado todo en cajones y cajas pues tu mente funciona bien, pero si es como el de esos que meten todo allí de golpe, cerrando la puerta para que no se caigan los trastos ni las ideas, son esos los que estan majaras, vamos, jaja


    Bezos.

    ResponderEliminar
  19. Inqueerer: Atendiendo a la definición de trastero, como ves, un cemeterio puede ser considerado perfectamente como tal, y si se hubieran conservado desde el principio de los tiempos todos los cuerpos fallecidos, no habría sitio para los vivos (jajaja). En China creo, si no mal recuerdo, que están prohibidos los entierros, y con toda lógica. Pero lo bueno que tienen los avances científicos es que ya no hay que esperar al fin de los tiempos para ver la resurrección de la carne, porque para eso ya se inventó la Viagra. ¿no? (jajaja). Y tienes razón en eso de los trasteros digitales, no había caído en la cuenta, pensando sólo en trasteros "materiales". Yo soy de los que guardo archivos y datos "por si me pueden hacer falta", y, cuando me hacen falta de verdad, o no me acuerdo que los tenía o no hay manera de encontrarlos si tengo prisa (jajaja). Por eso es bueno hacer de vez en cuando una limpieza de los trasteros, y liberarnos de todo lo que ocupa inútilmente un espacio, y cuando digo "trasteros" me refiero a toda la dimensión de la palabra (jajaja).

    Thiago: Así que también estás de acuerdo en que los cementerios son trasteros (jajaja). Los museos son trasteros en el sentido de que lo que hay ahí sólo tiene un valor cultural, pero no contienen nada útil en el sentido de práctico y necesario para la supervivencia. Y, ¿de verdad te importaría tener en casa una figura de guerrero fornido que ha estado en una tumba? Aaaggghhh, jajaja,... a no ser que de noche "resucite", claro (jajaja). Y sí, si atendemos a que nuestro trastero es un fiel reflejo de nuestro inconsciente, podría ocurrir que un día abramos la puerta del trastero y se nos salga todo disparado hacia afuera... Entonces sería hora de visitar al psiquiatra.

    Gracias y besos para todos.

    ResponderEliminar
  20. Muy bueno el vídeo. Y yo que pensaba que las K-Narias habían sido pioneras en el nombre... jeje.
    Besos...

    ResponderEliminar
  21. Jajaja, pues ya ves que existe un antecedente. Y qué pena que esta gente, con la buena música que hacían, se terminaron dedicando a otra cosa..., como el líder, que ya sabemos quién es dentro de la SGAE. Y me extraña incluso que no me hayan quitado el vídeo suyo en YouTube (jajaja). Besos.

    ResponderEliminar
  22. Pero qué cosas, la verdad es que el desorden en el hombre es algo casi que natural. Yo el otro día para organizar mi trastero tuve que pedir ayuda de profesionales, http://www.vaciadosexpress.com/ sino ese trabajo hubiera sido un iío.

    ResponderEliminar

Usted dirá...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...