miércoles, 15 de junio de 2011

TIC TAC




Por fin dieron las cinco de la tarde. Ese día me sentía especialmente agotado, y no pude contener un sonoro suspiro de alivio mientras escuchaba las campanadas. En el taller de la relojería tenemos sólo un reloj en funcionamiento, porque, si no, cada cuarto de hora el estruendo sería insoportable. Diez minutos después ya tenía todo recogido y listo para cerrar, pero me percaté de que en la boca del buzón sobresalía la punta de lo que parecía ser un sobre. Me acerqué y lo saqué. Sí, era un sobre, pero tenía un aspecto ciertamente extraño, como antiguo, y sin sello. Y, en su parte posterior, tenía escritas a mano, con una cuidada caligrafía, sólo dos palabras: “Para Usted”. “¿Para mí?”, pensé sorprendido, “¿Querrá alguien gastarme una broma?”. Por un momento quise romperlo y deshacerme de él, pero la curiosidad me pudo, y me lo metí en el bolsillo de la chaqueta.



Ya en casa, me senté tranquilo en mi escritorio y lo abrí cuidadosamente. Debo reconocer que sentía una mezcla de temor e impaciencia, sin descartar la posibilidad de que todo aquello fuera la gamberrada de unos chiquillos. En su interior tenía una pequeña cuartilla de un papel que parecía, por su aspecto y su color, también muy antiguo. Al desdoblarla pude percibir, además, un fuerte aroma a salvia. Pero más me extrañó aún lo que encontré escrito:
Le necesitamos
La misma caligrafía, la misma tinta y el mismo enigmático laconismo. En aquel momento no pude encontrar el significado a la insólita carta. Y me fui a la cama sin parar de darle vueltas a la cabeza. Sin duda, alguien requería mi ayuda, pero, ¿quién era?, y ¿de dónde me la mandaba?. Me acordé de esas noticias que dan a veces de que hay gente que ha recibido cartas que estuvieron extraviadas durante años y que, finalmente, el servicio de correos pudo entregar a su destinatario. Incluso pensé devolverla al día siguiente al cartero.  Pero una idea me vino de pronto a la mente: ¿Cómo no me había dado cuenta desde el principio?. Aquellas cifras podían corresponder a unas ¡coordenadas geográficas!. Me levanté precipitadamente deseoso de comprobar mi conjetura, y busqué la respuesta en Internet. Efectivamente, esos números se correspondían con las coordenadas de un lugar, aparentemente despoblado, que estaba a unos 40 kilómetros de la ciudad. Y, casualmente, o no, tenía que ir por allí cerca al día siguiente. Ni que decir tiene que el resto de la noche apenas dormí.




El tener que hacer entregas a sitios lejanos me había obligado a llevar conmigo siempre un receptor GPS. Y ese día me fue más útil que nunca, porque no tenía una dirección por la que guiarme. Y ya pasaba el mediodía cuando llegué al pueblo donde tenía que entregar el reloj reparado. Y, una vez cumplido el trámite, me dispuse a buscar el sitio que indicaban las coordenadas. Poco después, dejé el coche aparcado a un lado de la carretera y me interné en un bosquecillo. El lugar tenía todo el aspecto de que por allí no frecuentaba la gente. Pero el receptor me indicaba que estaba cerca.


En aquel momento, noté cómo el viento empezaba a soplar con fuerza y cielo se encapotaba, amenazando seriamente con empezar a llover. Me empecé a desesperar cuando noté que la niebla comenzaba a adueñarse del bosque. Y ya pensaba en darme la vuelta cuando me tropecé con una vieja cancela de madera que daba a la entrada de un jardín, y, al fondo, vagamente de divisaba una casa. La cancela estaba abierta, así que pude acercarme recorriendo el pequeño sendero que atravesaba el jardín. El aroma que percibí, y que el aire húmedo hacía aún más intenso, me resultaba familiar: era el mismo olor a salvia que desprendía la carta. A pesar de tener un aspecto antiguo, la casa parecía ser de construcción reciente. Ya no tenía dudas de que había llegado al lugar. Alcancé la puerta e, ingenuamente eufórico, toqué con los nudillos.


Me abrió en seguida una sonriente mujer de edad madura, que sin más presentaciones me dijo:

— Buenas tardes. Pase, le estábamos esperando.

Me condujo al interior de la espléndida vivienda y me dirigió a lo que parecía un salón. Allí estaban sentadas otras dos mujeres de aspecto más envejecido, pero igual de sonrientes. Una de ellas se levantó y me señaló hacia la pared cercana a una ventana:

— Nos alegra que nos haya encontrado. Porque, de verdad, le necesitamos. Aquí tiene al enfermo.

Frente a mí había un antiguo reloj de pared al que inmediatamente me acerqué. En principio no le noté nada extraño, salvo que estuviera parado. Pero, al momento me percaté de algo que era realmente anormal: la esfera estaba dividida en diez horas, y no en doce. Nunca había visto una cosa así. En la chaqueta llevaba un pequeño estuche de herramientas y, mientras echaba manos de él, dije a las misteriosas damas:

— Si no les importa, señoras, voy a mirar el interior—. Y, seguidamente, arrastré el reloj cerca de la ventana, por la que entraba un inmenso resplandor. Y añadí: — Parece que al final no va a llover.



Ellas sólo sonrieron… En la maquinaria encontré como única avería dos pequeños engranajes desencajados a los que no me costó devolver a su sitio. Cerré la caja, puse en marcha el péndulo, y el reloj comenzó a funcionar correctamente. Miré el mío, que siempre llevo en el bolsillo, para sincronizarlo, pero me di cuenta que estaba parado, pues marcaba aún las 9 de la mañana. “Qué oportuna la pila al gastarse justamente hoy”, pensé.  

— Señoras, ¿saben qué hora es?.

— Deben ser las diez y media pasadas—. Me contestó una de las ancianas.

— No puede ser, si ya pasa del mediodía.

— Pierda cuidado, nosotras nos entendemos. ¿Quiere un café?—. Respondió amablemente. E inmediatamente me acercó una bandeja con una cafetera humeante y una taza que al momento llenó, y que yo bebí gustosamente. Pero, lejos de quitarme el cansancio, sentí que me caía de sueño.— Pero si se está durmiendo. Descanse si quiere en el sillón… —. Esto y algo más me dijo, pero ya no recuerdo. Tampoco sé el tiempo que permanecería dormido.



Cuando desperté tuve la sensación de haber descansado plácidamente durante horas. Me incorporé en el sillón, y miré el reloj al que había devuelto la vida: marcaba las cinco y cuarto, … o lo que demonios fuera aquello. Al momento vi que a través de la puerta que daba al luminoso patio interior entraba una mujer muy joven, y que me recordó, por su apariencia, a la que me había abierto la puerta de entrada.

— ¿Y su madre? —. Pregunté— Quisiera despedirme de ella, y de las otras señoras.

— No, caballero, aquí sólo vivimos mis hermanas y yo. Y aquí llegan, por cierto— Contestó mientras dejaba escapar una leve carcajada y daba paso a otras dos sonrientes jóvenes que salían de una habitación contigua al salón.

¡Yo no daba crédito a lo que estaba viendo!. Y quise escapar de allí al momento. Me levanté y les dije: — Si me disculpan, debo irme ya, que se me va a hacer de noche, señoras.— Y me dirigí velozmente hacia la puerta exterior. Salí al jardín y luego al bosque, y, a duras penas logré llegar a la orilla de la carretera.

-oooOooo-

Al entrar, por fin en mi casa, escuché sonar el teléfono.

— Sí…, ¿dígame?.

— ¿Dónde estabas metido?. ¡Llevas una semana sin dar señales de vida!. A punto estaba ya de denunciar tu desaparición a la policía… ¿Sabes todo el trabajo que hay acumulado en el taller?.— Me increpó la voz de mi socio.

— Mañana hablamos…Te lo explicaré todo—. Acerté a contestarle.

Pero, al día siguiente, mi socio tuvo que ausentarse y yo estaría toda la jornada solo en el taller. Al terminar de reparar el primer reloj, busqué en mi bolsillo el que usaba habitualmente para sincronizar. Pero no estaba. Seguro que se me quedó en aquella casa. No me lo pensé dos veces: tenía que volver allí, … ¡y aclararlo todo!.



Una hora después estaba en el mismo lugar donde había dejado el coche el día…, bueno, la semana anterior. Me interné de nuevo en el bosque con mi GPS y pude llegar al lugar exacto de la otra vez. Pero el sitio era completamente distinto¿Me habría equivocado, tal vez?. ¡Donde debía estar la cancela arrancaba un promontorio rocoso!. Frente a aquella montaña pensé que ya era todo demasiado absurdo, y, cansado, desistí de la búsqueda.


Y llegué de nuevo al taller, donde pasé el resto del día. A la hora de cerrar, observé que en el buzón había depositado un pequeño paquete. Nervioso, lo extraje rápidamente. El envoltorio era el mismo papel antiguo de la primera vez. Me decidí a abrirlo en ese momento, no podía esperar más. Y… ¡allí estaba mi reloj!. Bueno…, parecía el mismo, pero el frío acero del que estaba hecha su caja ahora era de un reluciente tono dorado. Y, junto a aquel viejo y nuevo reloj de oro encontré una pequeña cuartilla, que, con el mismo aroma y con la misma caligrafía, tenía escrito:
Gracias, desde el Otro Lado
-oooOooo-

Bueno, hoy tocaba relato (jeje). Y les dejo con un vídeo musical en el que podremos escuchar la obra del compositor polaco Fréderic Chopin:  "Opus 64 Nº 1", más conocida como "Vals del Minuto", interpretada en este caso por Andrew Furmanczyk.






Saludos.

23 comentarios:

  1. Que relato tan interesante ¿el otro lado querría decir el mundo de los muertos?, parece que si, yo creo que cuando reparó el reloj les devolvió la juventud a las señoras.

    Me he quedado con un pequeño dejo de misterio.

    Saludos, muy bueno.

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  2. Rober Querido, hoy me paso com más tiempo, y que gusto me ha dado leer algo más literario en tu blog. Realmente me tenías metido en la historia, que buen narrador eres.

    Un beso enorme y el tema me gusta mucho.

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  3. Ala!!! que no sabía yo que tenías esta vena literaria tan bien puesta, como me ha gustado tu relato, he visto todo, el camino, la distancia, las descripciones, el llegar a esa casa, las dudas de los ¿muertos? o los no tan ¿muertos? uuuff ha sido genial, y lo del correo al llegar me ha puesto los pelos de punta la verdad, me gusta las imagenes que me has dejado hoy, geniales. Por cierto a mi la musica clasica me relaja hasta puntos insospechados, me desconecta del mundo y a veces es necesario, muy buena composicion, si señor
    Un beso guapo y nos vemos

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  4. Malquerida: Mi bien querida, esta historia está inspirada en las leyendas que cuentan la existencia de mundos paralelos, no tiene nada que ver con los muertos (jajaja). Hay lugares en los que se dice que puedes pasar de un mundo a otro, y los suelen llamar puertas dimensionales. Las personas que creen en duendes, gnomos o seres extraterrestres, por ejemplo, suelen decir que su mundo existe en el mismo lugar que el nuestro pero en otra dimensión, o estado vibracional, y sólo los que tienen una sensibilidad especial son capaces de atravesar esas puertas y contactar con ellos. De ahí que la casa que visitó el relojero tenía las mismas coordenadas espaciales que el lugar que encontró después, es decir, que los dos lugares estaban en el mismo sitio pero en planos energéticos distintos, y en los que el tiempo discurre de otra manera. Seguro que en tu tierra se deben contar leyendas parecidas. Y como todas las leyendas, siempre tienen ese punto de misterio al que cada uno puede dar explicación, y creo que tú acertaste (jajaja).

    Diego: Es verdad que esta vez tenía ganas de hacer algo más literario, no me apetecía estar haciendo reportajes de investigación (jajaja), y ello también tiene la culpa de que haya faltado por tus blogs. Es un experimento, y es una manera de dar salida a algunas ideas que todavía se habían quedado en el tintero. La verdad es que prefiero las historias de ficción, con ese punto de realismo mágico, porque para contar la realidad ya están los noticieros (jajaja).

    Irene: Todos los "leones", quiero decir los aficionados a leer (jeje), siempre terminamos por ponernos a escribir. La verdad es que no me he inspirado en ningún escritor concreto, pero, bueno, ahí queda la cosa. En cuanto a lo que dices de los muertos, como ya dije a Malquerida, tiene más que ver con las leyendas de mundos paralelos, y en eso sí que he tenido como inspiración a las leyendas que nos contaba mi abuela, y luego nos íbamos asustados a la cama (jajaja). Las fotos son "fotoshopeadas" para que pegaran con la historia, y el reloj de diez horas es pura invención, no creo que fuera útil... en nuestra dimensión, por lo menos (jajaja). En cuanto a la música clasica sí es verdad que es buena para relajarte, pero cuando uno está con la "depre" y en un día nublado mejor buscar otro estilo, porque te puede poner peor (jajaja).

    Gracias y besos para todos.

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  5. Como siempre magistral. Una historia fantástica, narrada de maravilla, que queda, a pesar de todo, muy abierta.

    Muchas gracias.

    Un abrazo.

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  6. Peace-for-ever: Gracias, cielo. No me gusta dejar cabos sueltos, pero las dimensiones del relato tampoco dan para contar muchas cosas, salvo centrarse en la acción. Incluso me parece que quedó algo precipitado el final (jajaja). Me hubiera gustado entrar más en detalles, pero preferí la concisión al aburrimiento, y cada uno imagine el resto como quiera (jajaja). Una forta abraçada.

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  7. Es una historia que se paladea, Rober :), como ese café que da sueño...No es un relato de los que se leen sin resuello únicamente para ver como terminan sino de esos otros que uno decide disfrutar en todos sus matices. Por cierto, la foto del portátil con la cabecera de tú blog en la pantalla es un puntazo.

    Me encantó :)

    Un beso, maese relojero

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  8. Alma: Tú también eres de las que te detienes a describir las sensaciones. Cuando leo algo me gusta sentir que estoy dentro de la historia, y supongo que por eso intento hacer lo mismo cuando escribo (jeje). Y cuando llego a un lugar, me suelo fijar en los sonidos leves y los olores, incluso toco las rocas o las plantas para sentir su tacto, tal y como hacen los niños, vamos (jajaja). Como le he dicho a Peace-for-ever, el final creo que me queda algo precipitado, pero si lo alargo la historia se hubiera convertido en un tostón (jajaja). En cuanto a la foto, ya ves, son los milagros del Photoshop (jeje). Gracias y besos.

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  9. Qué tetrico Rober yo hoy también escribí un relato y ayer me sentía cansadísimo y vi que hibo un eclipse de luna, como que nos inspiró.
    Alvaro

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  10. Me ha gustado.Para mi,al contrario que otro de tus comentadores,demasiado cerrado.Yo lo habria acabado con la primera marcha de la casa....pero es tu relato obviamente
    Felicidades por el clima conseguido y por lo bien escrito que esta

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  11. Vaya, para ser hoy la primera vez que me paso por tu blog no he podido quedar más satisfecho. Que relato más bien hilvanado! Mi más sinceras felicitaciones.

    Besos.

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  12. Fabuloso. (Empequeñece mis pobres relatos)

    Un abrazo

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  13. Precioso Rober. Y pocas veces lo he dicho tan sinceramente.
    Esto me hace llevarme a preguntarme sobre ti. Siempre se quiere conocer sobre los escritores que nos gustan. ¿A qué te dedicarás, cuál será tu edad...? Y aunque sé que no importa nada, ni siquiera sé realmente por qué acera caminas jeje, porque creo que nunca has tratado el tema...
    Sé que son preguntas absurdas e impertinentes. Cuando leo algo que me llega, investigo sobre su autor, sobre su vida, su edad, su trayectoria... Supongo que es para buscar puntos en común, no sé...
    Besos Rober...

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  14. Álvaro: ¿Tétrico?, ¿por qué?, jajaja, si sabes que el Universo tiene muchos planos y, a veces, se entrecruzan, jajaja, no hay de qué extrañarse, jajaja. Tengo que pasar a leerte, que ya hace varios días que te tengo abandonado, es interesante todo eso que cuentas. Bueno, y los eclipses de luna, como son cada seis meses ya no me sorprenden o me inspiran tanto, pero quizás tengan su influencia (jeje).

    Ignatius: La verdad es que el suspense dentro del misterio tiene su atractivo, pero ya ves que quería dejar el enigma resuelto..., aunque luego también deja paso a muchas dudas (jajaja). Bueno, es sólo un experimento, tampoco pretendo y más allá en la historia, ni dar paso a una segunda entrega, y quizás por eso quise dejar el asunto zanjado.

    Christian: Gracias, cielo, bienvenido. Ya ves lo que hay en este experimento blogosférico, jajaja. Justamente esta semana me he decidido a publicar un relato, porque escribir escribo desde niño. Es sólo un tanteo, y en él pesan mucho, supongo, mis lecturas de Julio Verne, Asimov o J.J. Benítez, que son muy detallistas... como yo (jajaja).

    ◊ Dissortat ◊ : La verdad que tus relatos, tan enigmáticos, me dejan siempre dando vueltas a la cabeza buscando una respuesta. Digamos que este relato comparte también la atmósfera de misterio de los tuyos, así que no te quejes si te quedas con muchas dudas, que amor con amor se paga (jajaja).

    Inqueerer: Gracias, cielo. Siempre he escrito cuentos..., bueno algunos sólo los he empezado a escribir (jeje), pero éste es el primero que publico. Uff, qué cosas dices (jajaja). Si te fijas en los comentarios que voy dejando en los blogs que sigo, creo que voy dejando ver muchas cosas acerca de mi persona, a pesar de que soy muy discreto, incluso en cuestiones de aceras (jajaja). Y este blog, desde luego, no es "personal", y trato que esté abierto a todo tipo de públicos, con lo cual los temas son así como muy "para toda la familia". Pero, todo a su tiempo ;-) .

    Saludos, gracias y besos para todos.

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  15. Yo-Mero: Gracias. La historia está pensada para que pasaras miedo, y te quedaras pensativo, así que si es eso es para tí bonita me alegro (jajaja). Besos y gracias por pasarte por aquí.

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  16. esta asturiana amiga y admiradora de tu sublime alma de escritor te da infinitas gracias por envolvernos con tus bellas letras, un besin

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  17. Que historia tan intrigante... ¿El "otro lado" es un bucle, una realidad paralela, el mas alla o,... un pasaporte hacia la libre eleccion?
    En cualquier caso, tiene su magnetismo. ¿Habra continuidad? :)

    Besototes!

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  18. Ozna: Gracias por esas flores, guapetona. Como ves, este es mi primer intento literario blogosférico, y no sé si repetir la experiencia. Te tengo que decir que tú me inspiraste en gran medida esta entrada, porque tiene que ver mucho con ese mundo mágico que tú también creas en tu blog. Y habrá más del tema.

    Cosimo: Como dije a nuestra querida Malquerida la cosa tiene que ver con realidades paralelas. Cuando planteo un tema que deja dudas, me gusta dejar una posibilidad de solución, aunque también me gusta que sirva de estímulo a la reflexión. Por eso le he dado un final, aunque queda algo abierto, y cerrar la historia. La verdad es que no sé si habrá segunda parte de esta historia. Aunque del tema sí que haré otra entrada, ... o más (jajaja).

    Gracias y besos para todos.

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  19. Ayer intenté comentar el cuento y no entró. Voy a intentarlo de nuevo.
    Me ha gustado mucho, me ha enganchado desde la primera frase, y este es a mi entender el primer fin de todo texto literario. Inquietante, extraño, engañador y entre surreal y borgiano.
    Besos
    Alberto

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  20. Alberto: ¡Qué alegría me da verte por aquí!. Sí que has entrado, cielo. La verdad es que si una historia no te engancha desde el primer párrafo, luego se hace pesada. Reconozco que me ha salido un poco larga para ser un post, pero parece que la gente no se ha quejado (jajaja). Tampoco me gusta que la historia sea previsible, ni tampoco inverosímil, y que a la vez sorprenda. Vamos, he intentado poner un poco de cada ingrediente, y sí que ha quedado algo surrealista y borgiano (jajaja). Besos.

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  21. Leyéndolo me ha parecido tener ecos de relatos de Poe, Carroll y Dick, con un toque de Tenique ;)

    El poder manipular el tiempo es uno de mis sueños más recurrentes y uno de los más frustrantes claro :( así que la existencia de mundos paralelos es la única vía de escape que me queda para evitar al tiempo.

    Un beso (en todos los lados)

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  22. Parmenio: Gracias por compararme que esos pedazos de escritores, aunque Poe estaba algo taradillo, ¿eh?, jajaja. Supongo que inconscientemente siempre quedamos influidos por todo lo que leemos, y es cierto que Carrol me impactó cuando lo leí de niño. Aparte de Cher, creo que hay pocos ejemplos reales de que manipular el tiempo sea "posible", pero yo soy de los que creen que imposible no hay nada, y que el universo es tan inmenso que nunca se sabe lo que te puedes encontrar detrás de una niebla espesa... Gracias también por ese beso por todos lados, me ha hecho sentirme como un helado de fresa (jajaja). Besos para ti también.

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