Bueno, y llegando a finales de octubre, toca recordar a los difuntos, aunque en este blog, de alguna u otra manera, realmente pocas veces se habla de otra cosa, jajaja. Hoy el viento nos trae el recuerdo de las diferentes formas en las que el ser humano ha pretendido preservar la memoria las personas con las que ha compartido la vida, y ya han tomado ese misterioso camino hacia la eternidad. Pero, para hacerlo alegre, hoy nos centraremos en algunas curiosidades al respecto de las costumbres funerarias. Así que pasen y vean.
Desde la noche de los tiempos, la Humanidad primitiva siempre consideró, o quiso considerar, que la muerte no suponía el fin de la existencia, y que, de alguna manera, la vida continuaría después de ella. Y, por otra parte, el dolor y el vacío que producía perder a una persona querida llevaron a que se buscara la forma de conservar, de algún modo, sus restos materiales, en un afán por aferrarse a la memoria de su presencia en el mundo. Este fue el origen de los rituales mortuorios. Paradójicamente, la mayor fuente de información que tenemos sobre la vida de nuestros ancestros procede precisamente de los enterramientos.
Ya el hombre de Neanderthal dejó constancia de su creencia en la transcendencia de la vida al dejar ciertos objetos junto a los cadáveres enterrados, a los cuales, a su vez, se les ubicó en lugares determinados para poder ser visitados y honrados de vez en cuando. En la misma cueva de Shanidar (Irak), que ya citamos en una entrada anterior, aparecieron los restos de un anciano (de hace unos 50 mil años) revestidos de una capa de tierra con una cantidad enorme de polen fosilizado, lo que indica que fue cubierto de flores.
Reconstrucción Idealizada del poblado de Çatal Hüyük |
Espejo de obsidiana pulida, como los que usaban las narcisistas en Çatal Hüyük |
Procedentes de esta misma época, bajo antiguas viviendas de la actual Palestina, encontramos restos humanos. Es decir, que los difuntos eran enterrados bajo el suelo de su propio hogar. ¡Pero, sin cabeza!. Porque ésta, una vez descompuesto el cuerpo, era extraída y sus antiguas facciones eran reconstruidas con arcilla, pasando hacer compañía, a modo de reliquia, a los vivos en un lugar destacado de la casa.
La reliquia del abuelo |
En relación a la necesidad de conservar el cuerpo para una futura resurrección, nadie como los antiguos egipcios para ello, porque desarrollaron una tecnología muy avanzada con el objetivo de preservar los cuerpos de la descomposición. Se sabe que en épocas muy antiguas, hacia 3000 años a. de C., la momificación estaba reservada sólo para la élite dominante. Pero con el tiempo se fue “democratizando”, y se hizo accesible para todo aquel que pudiera pagar por ella. Incluso se han encontrado momificados animales domésticos, como bueyes, gatos y hasta una mantis religiosa, por la que parece ser que alguien sintió también un especial cariño, y es que hay gente para todo. Pero entre los antiguos canarios, emparentados remotamente con los egipcios, la momificación siempre fue privilegio de los oligarcas, incluso la palabra que tenían para designar a las momias, jajo, se parece mucho al vocablo egipcio sahu, que también significa momia.
Momias egipcia y guanche |
Estela funeraria griega |
Patricio romano portando las efigies de sus antepasados |
Torre del silencio en Yazd (Irán) |
Entre las culturas del Extremo Oriente, los rituales funerarios tradicionalmente siempre han sido muy complejos, y algunos duran desde varios días a varias semanas (como en algunas islas de Indonesia). En China y Japón, donde se ha extendido el budismo, se ha generalizado la incineración, cosa que también tiene su lógica, aparte de su razón religiosa. Porque en estos países densamente poblados se entiende que es preferible dejar sitio para los vivos.
Cementerio japonés |
Por su parte, para los musulmanes, el enterramiento es en cierto modo una metáfora del retorno al vientre materno, y el cuerpo es depositado en la tierra limpio y desnudo, sólo cubierto por un sudario, y sin ningún tipo de ataúd ni ajuar. Las tumbas, salvo excepciones, suelen ser también muy austeras.
Volviendo a Europa, tenemos el caso curioso de los enterramientos vikingos, que, para los guerreros importantes o miembros de la oligarquía, se hacían en una fosa con forma de barco. Entre los restos encontrados, de momento no ha aparecido ningún casco con cuernos, por lo que concluimos que esa imagen tradicional de los vikingos es pura leyenda.
Casco vikingo falso |
Sepultura de un dignartario maya, en Palenque (Chiapas, E.U. Mexicanos) |
Representaciones de Mictecacihuatl y de la Santa Muerte |
Para las antiguas culturas peruanas también se consideró importante la conservación del cuerpo, y los cadáveres eran sometidos a un proceso de desecado, o sepultados en lugares donde el frío o la aridez les preservaran de la descomposición. Igualmente partían hacia su viaje eterno rodeados de alimentos y todo tipo de objetos, dependiendo, por supuesto, de su rango social.
Reconstrucción idealizada de la cámara funeraria del Señor de Sipán (Lambayeque, Perú), perteneciente a la cultura mochica. |
Y, por lo general, se entiende que el lugar donde son depositados los restos será la morada definitiva del difunto, por lo que se suele decir eso de “Descanse en paz”. Pero no para los finados de Madagascar. Allí, cada cinco años como mínimo, desde el fallecimiento de la persona, se celebra el Famadihana. Esta costumbre, posiblemente originaria de sus ancestros indonesios, consiste en la apertura de los sepulcros y la extracción de los huesos, que son depositados en una estera, y para luego bailar con ellos en una gran fiesta. Al terminar la celebración, el difunto es obsequiado con regalos, y depositado de nuevo en su sepulcro, donde descansará… hasta la siguiente fiesta.
Pero para fiestas las que se están organizando últimamente en China, ese gran país. Allí existe la creencia de que cuanta más gente acuda a los funerales más suerte vendrá para la familia. Por lo que esta última despedida, y con el fin de atraer al público, se acompaña de todo tipo de espectáculos, que pueden incluir un striptease. Y es que los chinos se han modernizado mucho.
Ya se sabe, renovarse o morir..., jajaja. Y al respecto de todo esto, y como colofón a la entrada podemos quedarnos con una frase del filósofo Epicuro, que nos dijo:
“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es,
nosotros no somos”
nosotros no somos”
Y les dejo con un vídeo clip del cantante español don Pere Pubill i Calaf, más conocido como Peret, el rey de la rumba catalana, quien, acompañado del grupo Ojos de Brujo, nos interpreta una nueva versión de su conocido tema "El muerto vivo", del año 2009.
Saludos.