domingo, 23 de junio de 2013

LA LUZ DE LAS LLAMAS.





Hola, amigos. A buen seguro, la relación entre el ser humano y el fuego es tan antigua como la Humanidad misma, y cuando hablamos de “relación” no nos referimos exclusivamente a una relación de utilidad práctica, es decir, económica, sino que el fuego es, además, un elemento de la naturaleza que ha sido interiorizado, absorbido por el pensamiento, pasando a formar parte de incontables manifestaciones culturales y cultuales a lo largo y ancho del planeta, y desde tiempo inmemoriable. Hoy haremos, pues, un pequeño viaje al alma del fuego. Bienvenidos a su luz.




Quizás el pequeño Homo Habilis, hace 1’9 millones de años, ya utilizó el fuego esporádicamente para cocer alimentos, y con toda certeza lo hizo su descendiente el Homo Erectus. De ello tenemos constancia por algunos restos de brasas en sus yacimientos, pero también por la prueba de la transformación de sus dentaduras, cada vez menos robustas, que nos evidencian que comían alimentos cocinados, más fáciles de masticar. Pero eso no quiere decir que lo supieran encender. Comenzarían aprovechando brasas provenientes de incendios naturales, hasta que, en algún momento indeterminado, quizás hace unos 790.000 años, según las últimas estimaciones, alguien pudo crear de forma artificial la primera chispa



Así y todo, hasta bien entrado el siglo XIX, producir fuego no era una tarea fácil, requería disponer de todos los elementos necesarios, y una buena dosis de trabajo y otra de paciencia. Por ello, en la medida de lo posible, todas la comunidades humanas siempre prefirieron dejar permanentemente un pequeño fuego encendido para poder disponer de él cuando fuera necesario. Esta llama eterna proporcionaba luz ante la oscuridad, transformaba mágicamente los alimentos, y daba calor. De ahí se entiende fácilmente que pronto pasó a convertirse en un objeto sagrado, digno de veneración y respeto, y asociado a la prosperidad, la transmutación de las cosas y la felicidad. “Hogar, dulce hogar” es una frase, casi un sortilegio, que aún se repite incansablemente, y que viene de la palabra latina focaris (= el lugar del fuego). 





En una entrada anterior ya hablamos del significado esotérico del elemento Fuego, así que hoy nos centraremos en su significado religioso. De entrada, los conceptos luz, calor, prosperidad… nos remiten a la imagen del Sol. Y hay constancia de que, tempranamente, aquella Humanidad primitiva asoció el fuego con la figura del Sol, de modo que la adoración al fuego habitualmente la encontramos relacionada con el culto solar. Y la llama, por su naturaleza fúlgida, pura e intangible pasó a ser una imagen arquetípica del espíritu. Veamos algunos ejemplos.




De entre las religiones antiguas, quizás es el Zoroastrismo la que considera al fuego como elemento primordial en su universo conceptual. Y en todos los rincones del antiguo Imperio Persa existían templetes donde se guardaba un fuego sagrado que permanecía siempre encendido. Hacia él se dirigían las oraciones, y en él se arrojaban ofrendas buscando el nexo con la Divinidad Suprema, Ahura Mazda, el dios del cielo, creador y todopoderoso, y cuya imagen no se representaba habitualmente, por lo que el mismo fuego se consideraba como su viva imagen.

Templo del Fuego de Atashgah, en Isfahán (Irán)

En el Templo del fuego de Udvada, en Gujarat (India), los parsis (zoroastristas 
hindúes) conservan el que posiblemente sea el fuego encendido más antiguo
del mundo, cuya llama fue consagrada ¡en el siglo VIII!,... y ahí sigue.


HESTIA
En la Antigua Grecia existieron varias divinidades relacionadas con la dualidad Sol-Fuego (Apolo, Helios, Hefesto…), y varios mitos, como el de Prometeo, Ícaro, Faetón... Pero hoy nos centraremos en Hestia, la diosa del fuego, del hogar y de la familia. Esta hermana de Zeus dio poco que hablar en la mitología, pues ocupándose de la cocina del Olimpo,  tenía demasiado trabajo en casa como para perder el tiempo entre amoríos, peleas y travesuras, como sus parientes. Tenía, además, voto de virginidad, por lo que Zeus le concedió un lugar relevante dentro de cada casa y en cada ciudad. Hestia inventó el arte de la construcción, protegía la felicidad de las familias y de las naciones, y los que marchaban a poblar nuevas tierras se llevaban una antorcha encendida con el fuego permanente que se guardaba en sus templos. 



Templo de Vesta en Roma
Los romanos, ellos siempre tan prácticos, adoptaron a Hestia, asociándola con la diosa Vesta. En Roma, Vesta tenía, además, una significación espiritual más profunda, representando al fuego del templo interior, el Sol que cada uno llevamos dentro. Se la invoca encendiendo una vela y llamándola por su nombre, para recibir su cálida protección. Su templo en Roma tiene planta redonda, como el Sol, y era atendido por las Vestales, un colegio de sacerdotisas guardianas del fuego eterno.


Un grupo de actrices, representando el papel de Vestales, se encargan de
encender la llama olímpica mediante un artilugio que concentra la luz solar.

En este mismo nivel de concepción tenemos al dios azteca Quetzalcóatl, dios de la vida, la luz, la sabiduría, la fertilidad, el conocimiento…, y que en su simbología guarda una estrecha relación con la dualidad Sol-Fuego.


Por otra parte, el fuego también forma parte de los rituales en torno a los ciclos solares, y adquiere así un especial protagonismo en los solsticios, tanto de invierno como de verano. En Suecia, por ejemplo, un antiguo culto pagano, hoy en día cristianizado en la fiesta de Santa Lucía, celebra en el mes de diciembre el triunfo de la luz sobre la oscuridad en los días previos al solsticio de invierno



En las celebraciones del solsticio de verano, el fuego, además, adquiere en la cultura cristiana una significación añadida de instrumento de purificación, asociada a la figura de San Juan Bautista. El solsticio en sí mismo es un acontecimiento que marca el final de un tiempo y el comienzo de otro, por  lo que resulta especialmente propicio para todo tipo de rituales de purificación y transformación.


Existe, además, la antigua creencia popular de que en la Noche de San Juan se abren las puertas entre los diferentes mundos, o dimensiones de la existencia, por lo que también resultaría un momento adecuado para establecer contacto con las distintas fuerzas de Universo. Y son numerosas las tradiciones y leyendas, casi todas de antiquísimo origen pagano, que se juntan en este día, destacando las relacionadas con rituales de magia en torno a la hoguera. Que funcionen o no depende, obviamente, de la fe que se le ponga… (Y no se olviden de que la fe mueve montañas…)

"Noche de San Juan Bendito, alumbrada por hogueras,
ecos de las caracolas rodando por las laderas"

Y terminamos citando un pequeño texto recogido en “El Libro de los Abrazos”, del escritor uruguayo Eduardo Galeano, y titulado “El Mundo”:

     "Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
     A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
     — El mundo es eso — reveló —. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y, quien se acerca, se enciende."



-oooOooo-



Y hablando de diosas y de fuegos, hoy les dejo con otra diosa, aunque no nacida en el Olimpo, sino sobre una sucia y fría acera y en medio de la calle. La cantante y actriz francesa Édith Piaf nos trae una maravillosa canción, que nos habla de quemar lo viejo y abrir puertas a lo nuevo, titulada "Non, je ne regrette rien" (No, me arrepiento de nada), de M. Vaucaire y C. Dumont (1956). Y ustedes, ¿qué echarían al fuego?, jeje. 



(Puede activar los subtítulos en la ventana de reproducción)

Saludos.

19 comentarios:

  1. Hola! Interesante artículo.
    Sobre el descubrimiento del fuego, debió no ser una tarea fácil como lo dices, ya que, los primeros seres, de seguro se preguntaban de dónde provenía el fuego, y eso hacía que lo consideraran cosa de los dioses.

    Tuvieron que comer durante muchos años, alimentos crudos, y soportar el frío. El humano poco fue evolucionando.

    Saludos!

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    1. Hola, Shakmuria, gracias. Con respecto al descubrimiento del fuego, sólo tenemos que ver el comportamiento de los animales: todos se espantan, no hay uno que se acerque ni por curiosidad al fuego. El primer cambio debió ocurrir en la mente del ser humano, para que pasara de sentir espanto a tener curiosidad por el fuego, incluso para pensar que fuera algo útil. Y quizás el ver caer los rayos del cielo fue lo que le llevó a pensar que el fuego procedía de allí. Nosotros hoy en día manejamos el pensamiento lógico, pero nuestros ancestros manejaban un pensamiento simbólico, y su visión de las cosas la construían en base a ello: lo que viene de arriba nos lo deben mandar los dioses. Y, sí, así es, sólo con observar sus tremendas dentaduras es fácil imaginarse que debían masticar muy duro, jeje. Y, aunque cueste creerlo hoy en día, hasta que no se inventaron los fósforos en el siglo XIX, hacer fuego era una tarea realmente complicada. Sí, fue un largo camino. Saludos para ti también :-)

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  2. ni pensar que hoy es tan sencillo encender fuego, cuando era niño, en casa de mi abuela encendían un fuego para calentar agua en el, había tardes que me sentaba a contemplar sus formas, había quien me decía que estaba loco por sentarme a ver, así nada mas sin moverme, sin parpadear... no se por que lo hacia, me gustaba ver como se movía, atizarle y ver las chispas, raro yo jejeje.

    la ultima cita me gustó mucho.

    un fuerte abrazo Roberto.

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    1. Debemos ser muchos los que nos sentimos fascinados en la contemplación del fuego, y es cierto eso que te quedas embelesado, completamente absorto, jeje. Cuando yo era niño, en mi casa se iba la luz con frecuencia y teníamos que encender velas (problemas de la red eléctrica...). Recuerdo que inventamos todo tipo de juegos con las velas para no aburrirnos, jeje. Y la luz de una hoguera, o de unas velas, tiene ese poder de hacernos guardar silencio y escuchar las historias que nos cuentan, nos olvidamos de todo y nos concentramos, nos acoge con su calidez, nos sentimos más cercanos y amables con quienes tenemos cerca, y nos transporta a épocas muy lejanas atrás en el tiempo, cuando nuestros antepasados hacían exactamente lo mismo. A mí también me encanta ese texto de Galeano, hace pensar mucho... Y es una gran verdad, jeje.

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  3. Muy completo y exhaustivo como siempre. Una de las cosas que mas me ha fascinado siempre del fuego es su forma siempre variable...puedes quedarte fascinado mirando como crepitan las llamas por eso Heraclito lo escogio como simbolo del cambio continuo que es la realidad
    Un abrazo

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    1. Llevaba mucha razón Heráclito, quizás no haya imagen que mejor exprese la fugacidad del presente y el cambio continuo que las formas únicas e irrepetibles que adquieren las llamas a cada instante. Has hablado también del crepitar, y es verdad, el fuego también tiene su sonido especial, y hasta su aroma especial (siempre y cuando no te dé el humo en toda la cara, jeje). Como dije más arriba, todo esto creo que nos retrotrae a épocas de la Humanidad primitiva, las llamas nos fascinan y nos cautivan casi tanto o más a que nuestros ancestros. Y nos hace pensar más y mejor, quizás porque nos olvidamos de lo superfluo y conectamos con nuestra alma primigenia.

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  4. Había leído ese párrafo de E. Galeano, y en su momento pensé que era bien cierto. Hoy, de todas maneras, me he quedado con uno de los grandes desconocidos para mí, que es el Zoroastrismo. Voy a tener que buscar un poco sobre ello mientras me quede tiempo. A veces es tan escaso...

    Una forta abraçada, estimat.

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    1. Ese libro de Galeano ha sido un descubrimiento reciente para mí, y cada uno de los cuentos es fabuloso. Me encanta, y este texto en concreto fue el que me inspiró la entrada. Da mucho que pensar, jeje. El Zoroastrismo para mi también resulta bastante enigmático, son tan pocos los que aún lo profesan, y viven tan cerrados en sus comunidades, que de poco nos podemos enterar los de fuera, salvo de la teoría. He leído por ahí que pudiera ser que los Reyes Magos de Oriente fueran zoroastristas, en el caso de haber existido. Pero, bueno, me da por pensar que es una religión más, y que tampoco nos va a descubrir nada nuevo. Aunque todo lo que tenga que ver con la simbología me fascina, jeje. Y siempre hay algo nuevo que aprender, ¿verdad?, jeje.

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  5. Tus post son siempre clases magistrales. Muy interesante. conocía algunos de los aspectos que has comentado. En los primeros censos de población se contaban los fuegos como sinónimo de hogares...

    Me ha venido a la mente una película de Jean-Jacques Annaud que aquí titularon En busca del fuego. Ese hombre siempre consigue atraparme con sus películas. En ese caso va de prehistoria y la importancia del fuego...

    Un abrazo.

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    1. Aunque hay aspectos bastante conocidos, los he querido reunir y articular, e intentar darles una explicación en base a un remoto origen común. También me han quedado temas por tocar, pero un post no da para más. Conocía ese asunto de los "Fogatges". Bueno, era la forma más segura, aunque imprecisa, de contar la gente que había. Y recuerdo haber visto esa película que nombras, es fabulosa, y se hacen pocas así. No estaría mal recuperar ese género, y con todo lo que se ha avanzado en la investigación desde entonces, y con toda la tecnología actual, se podría hacer una estupenda película.

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  6. que habria que arrojar al fuego sagrado? hay tantas cosas... pero principalmente creo que me arrojaría yo mismo para surgir nuevo, porque lo que he sido hasta ahora parece no haber funcionado muy bien, pero es difícil aceptar alegremente los cambios aun cuando sea evidente que ya son necesarios. es como la historia del nacimiento del quinto sol. Tecciztécatl fue elegido por ser el más poderoso, pero al momento de lanzarse a la hoguera de Teotihuacan, tuvo miedo y vaciló, por lo que Nanahuatzin tomó su lugar aunque era el más humilde de los dioses. porque no tenía miedo de alcanzar su nuevo estado. muy bella entrada. besos y abrazos

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    1. Yo creo que la inmensa mayoría de nosotros echaríamos al fuego no sólo páginas, sino capítulos enteros del libro de nuestras vidas. Pero, quizás por ello los dioses nos compensan con la inteligencia y la creatividad, que permiten buscar la vía de la superación, en la medida de lo posible, además de la capacidad de abstracción para podernos evadir, aunque sea por breves momentos, de la realidad tangible, y vivir "otras vidas" aunque sólo sea en la imaginación. Sin esas facultades, creo que la Humanidad no hubiera sobrevivido en el planeta. Y qué interesante eso que cuentas de la mitología azteca. Yo soy un profano en ese tema. Las culturas americanas son tantas, y América es tan extensa, que se me hace inalcanzable. Gracias a ti por tu erudita aportación.

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  7. Cariño pues aquí visitandote..

    Me da gusto verte otra vez escribiendo y de tema tan interesante, ya me tienes medio preocupado por tu ausencia Mr. Tenique diría yo te extraño...jujuju.

    En materia del post, me gusta el fuego, de niño hacia mis piras funerarias de reinas y mis ataques aéreos a las hormigas derritiendo plástico (hasta que me queme) siempre he tenido una fascinación por Vesta y sus vestales, y me causa un horror la muerte de una vestal que rompe su virgo, era enterrada vida.

    Me gusta ese concepto de nuestro fuego interior, justo este año, hace unos días intente hacer una fiesta de la luz (que resulto ser un fracaso) y era llevar algo luminoso, una vela, una veladora etc. etc. no soy de poder estar quieto mucho tiempo, pero quizá ver el fuego es de las pocas cosas que me embelece y que podría hacer por horas, quizá porque soy Aries y me rijo por el fuego.

    Abrazos y mucho extrañor extrañable.

    PD. No identificaba a Quetzalcoatl como un Dios asociado al fuego.. y en México (Jalisco) San Juan es sinónimo de lluvia pues es casi el 23 de Junio el día en que comienza la época de lluvias regularmente.

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    1. Bueno, mi ausencia se debe a que no hay tiempo para más, Álvaro, aunque se hace lo que se puede. Y yo también de niño jugaba mucho con fuego, y llegué a experimentar el sadismo (cosa que, aunque es muy normal en la infancia, no me hace sentir exculpado, jeje). Por otra parte, no sé hasta qué punto la virginidad de las vestales se cumplía a rajatabla, y siempre han existido los virgueros que cosían y reparaban todo para devolver la virginidad perdida. Tengo entendido que el voto de las vestales era hasta los 37 años, más o menos, cosa que las condenaba a la soltería, porque en ese tiempo una mujer de esa edad ya era demasiado vieja para el matrimonio. Más arriba hablamos de la fascinación de la llamas, y si a ti logran apaciguarte es que realmente tienen poder, Álvaro, jeje, a ti que, encima, estás regido por Marte. En cuanto a lo de Quetzalcóatl, lo descubrí hace poco, mientras me documentaba para esta entrada. Lo cierto es que, estéticamente, guarda mucha similitud con el fuego, aparte de toda su carga conceptual.

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  8. Que interesante! Mi primer contacto con el fuego me trajo una semana de castigo y dos nalgadas efectivas, Que no quiero que jueguen con los fósforos grito mi mama cuando se entero que mi hmna y yo habíamos prendido el horno. Te imaginas el momento que esos proto humanos usaron el fuego? Quien se quemaría el dedo por primera vez!? En Arequipa una ciudad al sur de Lima por costumbre se prende una vela 7 días antes del aniversario de la muerte y se apaga el dia del aniversario, pues para ellos la luz del fuego representa la vida, que sin su descubrimiento estaríamos aun persiguiendo animales.

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    1. Ufff, desde que los niños aprenden cómo se enciende un fósforo ya suben su nivel de peligrosidad potencial para la seguridad de la casa. Ahora de adulto me doy cuenta del verdadero peligro, pero los niños lo ven como un juego más. Bueno, con los primeros fuegos llegaron las primeras quemaduras, es verdad, jeje. Hay una hipótesis que dice que, entre otras posibilidades, en un tiempo pretérito alguien golpeaba piedras de sílex cerca de algunas ramas secas y, accidentalmente, una chispa las prendió, y el fuego quemó comida que tenían al lado. Seguro que unos pensaron en tirarla, pero a otros les daría por probarla, y ahí seguro que nació el arte de la cocina. Aunque es sólo una conjetura. Y qué interesante eso que cuentas de Arequipa, y tanto por la luz como por la simbología del número 7. Y es cierto eso, Gary, el fuego nos ha cambiado la vida tanto que, quizás, sea, aparte del habla, es el único elemento que nos diferencia realmente de los animales. Sin el fuego no existiría la Humanidad.

      Saludos, gracias y abrazos para todos.

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  9. Mira que me tardas tiempo en escribir...
    Pero cuando lo haces me dejas encantadaaaaaa.
    Luz...luz...luz.
    Besosss

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  10. Interesante relato Rober como todos los que postras hasta Quetzaloatl salió en el je.


    No tengo idea de que echaría al fuego, quizás lo malo que tengo seguro.



    Besos, como siempre un placer leerte.

    Besos

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  11. Bonita entrada, y claro... el fuego también quema.

    Saludos.

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