Hola, amigos. Nos adentramos de nuevo en uno de esos temas que, en este espacio, llamamos habitualmente “fronterizos”, y que ponen a prueba nuestros esquemas mentales. Así que hoy toca, como nos recomienda Bruce Lee, olvidarnos de las formas y abrir bien las ventanas de los sentidos, porque el viento nos viene acompañado por el vuelo de toda una cohorte de ángeles.
La palabra ángel viene del griego ángelos (ἄγγελος =mensajero), que, a su vez es traducción del hebreo malách (םַלְאָךְ), que también significa mensajero. Habitualmente se les identifica como entidades celestiales, intermediarios entre el Cielo y la Tierra, y que tienen una misión anunciadora o protectora.
El origen del culto a los ángeles podemos localizarlo en la antigua Mesopotamia y, probablemente, se trate de una reminiscencia de primitivos cultos animistas que, posteriormente, se incorporaron a las nuevas formas de religiosidad que fueron surgiendo y que, dada su fuerza en el ámbito de las creencias populares, siempre tuvieron una presencia más o menos visible. Y, a partir de allí, este culto pasaría a las principales religiones de Oriente Medio como el Judaísmo, el Zoroastrismo, el Islam y el Cristianismo.
Isis Alada. En otras culturas, como la egipcia, también podemos encontrar representaciones de dioses alados. |
Así, la teología zoroastrista nos habla de los yazatas, entendidos como emanaciones de amor y sabiduría derivadas de Ahura Mazda, el gran dios creador, y que comunican a éste con la Humanidad.
Ángel persa |
Para el Islam, por otra parte, los ángeles (malaíka) son identificados como seres de luz que están al servicio de Dios. Mahoma recibió la revelación divina a través del ángel Gabriel (Yibril), el mismo que anunció a María que sería la madre de Cristo. Los ángeles en el Islam, además, son los que traen al mundo las almas de los recién nacidos y se encargan de llevarse las de los difuntos, aparte de ejercer de mensajeros.
Gabriel ante Mahoma |
En la tradición judeo-cristiana, los ángeles ya aparecen citados desde el Antiguo Testamento como heraldos de Dios o guerreros, y trayendo mensajes o advirtiendo de peligros. Aunque en el Judaísmo moderno se prefiere tratar a los ángeles como simples conceptos o expresiones literarias, en la Cábala (Judaísmo esotérico) se les reconoce como entidades reales, con las que se puede establecer diálogo.
Un ángel impidió que Abraham sacrificara a su hijo Isaac (Gén. 22, 7-18) |
La imagen del dios Cupido fue tomada como referente icono- gráfico de los ángeles cristianos |
El Cristianismo, desde sus primeros tiempos, absorbió la tradición angélica hebrea y la incorporó a su culto, en el que los ángeles también pasan a ser intercesores. Aunque en esta tradición ya venía establecida una cierta estratificación entre estas entidades celestiales, fue en la Edad Media cuando se dio forma a la jerarquía angelical cristiana. Los teóricos del pensamiento único de aquellos tiempos, también llamados santos padres, crearon una rígida jerarquía entre las diferentes categorías de ángeles muy similar a la existente en la sociedad y que, indirectamente, justificaba la existencia de la jerarquía terrenal, y le daba carta de naturaleza y razón de ser, al ser reflejo de la divina. Todo un gran embuste.
La jerarquía celestial y la jerarquía terrenal: tanto monta, monta tanto |
Pero, a nivel popular, la creencia en los ángeles, ya sean mensajeros o protectores, está también fundamentada en leyendas populares y experiencias personales de las que existen innumerables testimonios. Hoy vamos a ver unos ejemplos que este autor ha recogido de algunas personas que me han contado personalmente sus experiencias al respecto, y que trataremos de analizar de la manera más objetiva.
El primer testimonio pertenece a una niña de doce años que estuvo a punto de morir ahogada. Según me contaba, después de nadar un rato cerca de la orilla, sin darse cuenta se fue adentrando en el mar hasta empezó a tener miedo. Y, como consecuencia de ello, comenzó a agitarse bruscamente en el agua mientras notaba cómo se hundía. Pero, cuando ya su cuerpo estaba completamente sumergido, notó cómo unos brazos tiraban fuertemente de ella hacia la superficie y la mantuvieron a flote hasta que vinieron los socorristas a rescatarla. Según ella, pudo ver claramente que estos seres que la sacaron a flote eran “sus bisabuelos”, quienes permanecieron a su lado sobre la superficie del agua hasta la llegada de los rescatadores. La explicación más racional a este fenómeno es que se trató de una alucinación provocada por la falta de oxígeno en el cerebro. Pero, el asunto no quedó ahí, porque en los días sucesivos, y mientras se recuperaba de este lance, la niña siguió viendo a sus bisabuelos cada vez que entraba en el cuarto de baño de su casa, y tenía miedo de estar sola. Hasta que, un tiempo después, y para tranquilidad suya, estos “ancianos protectores” dejaron de venir a visitarla. Un matiz curioso de este caso es la relación entre los supuestos ángeles y con el concepto “baño” y el elemento “agua”.
El segundo testimonio es de un hombre joven, de unos 30 años, que tenía dotes innatas de médium y clarividente, y que se dedicaba a ello profesionalmente (en España es una actividad legal). Por lo que veía a diario en su consulta, podría decir que estaba acostumbrado a ver de todo. Pero un día le ocurrió algo realmente inusual. Mientras estaba atendiendo a un consultante en el despacho, y en estado de concentración, vio a través de la puerta entreabierta que comunicaba con la sala de espera cómo un resplandor apareció súbitamente. Al momento salió a la sala de espera para comprobar de qué se trataba, y según él, lo que había ocurrido es que un hombre, al que él ya conocía por haberlo atendido en otra ocasión, y al que calificaba como un “hombre de mucha fe”, acababa de entrar en la sala y venía acompañado de “un coro de ángeles, que le seguían”, y que era lo que producía ese inusual resplandor. En este caso, vemos la identificación de ángeles como “seres de luz”, tal y como aparecen en muchos testimonios recogidos desde la Antigüedad. Y cabría hacernos la pregunta de si el propio vidente no estaría influido por esta tradición a la hora de interpretar esta percepción, y por la opinión previa que tenía ya hecha aquel hombre que apareció por la sala con su ejército de ángeles.
El tercer caso responde al testimonio de una mujer anciana, y que se remonta a “muchos años atrás”, es decir, a la primera mitad del siglo pasado. Contaba esta mujer que, en una noche tormentosa de invierno, un niño suyo, un bebé, se le puso muy enfermo, y con la fiebre muy alta. Ella estaba angustiada y desesperada, y se temía lo peor. Afuera estaba la oscuridad, una fuerte lluvia que no cesaba, los relámpagos y un larguísimo y peligroso camino hasta el pueblo más cercano. Era imposible salir con un niño en aquel estado. Pero, según contaba esta mujer, de repente empezó a escuchar una música muy agradable que parecía provenir de la oscuridad exterior y cerca de la puerta. La música estaba acompañada también de unos hermosos y extraños cánticos. Y entre ellos pudo percibir claramente unas voces que se dirigían a ella por su nombre y le decían: “No te preocupes, E., que tu niño se pondrá pronto mejor. Tranquila, que no le va a pasar nada”. Ella al oír esto, se tranquilizó, y el hecho es que a las pocas horas el niño mejoró notablemente. En este caso, los ángeles no se vieron, sólo se escucharon. ¿Se trató de una falsa percepción provocada por el miedo y el ruido de la tormenta?. También hay que considerar el tiempo transcurrido y la posible deformación de los recuerdos.
Y un cuarto caso que quiero presentar nos viene de la mano de nuestra querida compañera Rosa de los Santos, quien hace unos meses nos dejó este testimonio de su puño y letra: “Si lo cuento, va a parecer que es un cuento, pero lo contaré aunque algun@ piense que me lo invento... En sueños, vi a mi padre, que venía diciendo... cuidado hija , que te roban la herencia... y así podía haber sido, si no espabilo y llamo a los interesados”. En este caso, el fenómeno concuerda con las apariciones de mensajeros en sueños de las que también se nos habla desde la Antigüedad, y que recogen, por ejemplo, los Evangelios. Y como el suyo hay muchísimos casos de personas que afirman haber recibido mensajes de personas cercanas, ya fallecidas, que se manifiestan a través de los sueños.
En la carta del Juicio, del Tarot, aparece re- presentado un ángel. |
Por otro lado tenemos el testimonio fidedigno de personas sanas, racionales y sin ánimo de lucimiento, como en los casos vistos, que afirman sinceramente haber experimentado este fenómeno, o que los mensajes recibidos se han cumplido. ¿Podrían tratarse, en este sentido, de manifestaciones provenientes de todo un Universo inmaterial que desconocemos?. El racionalismo contemporáneo nos protege de la superstición y la superchería, pero ¿no nos limita también en nuestros modelos interpretativos y acota demasiado nuestra mente?. Pero, sobre todo de los sobre todos, y he aquí el gran enigma, ¿quién demonios era Charlie?
Farrah Fawcett (Jill), Kate Jackson (Sabrina) y Jaclyn Smith (Kelly), protagonistas de la serie televisiva "Los ángeles de Charlie" |
Jajaja. Bueno, aquí dejamos planteado el tema para la reflexión..., mientras esperamos a que pase un ángel, jajaja. Y les dejo con un vídeo musical en el que el cantante británico Robbie Williams nos interpreta su maravillosa canción "Angels", de 1997, escrita por él mismo y Guy Chambers, y dedicada hoy especialmente para Rosa. Y no se olviden de que ni todo es siempre lo que parece, ni todos los ángeles llevan alas.
♪♫"Me siento y espero. ¿Hay un ángel que contempla mi destino?. ¿Y conocen ellos los lugares donde vamos cuando estemos canosos y viejos?. Porque a mí se me ha dicho que la Salvación permite desplegar sus alas. Así que cuando estoy echado en mi cama, con los problemas dando vueltas en mi cabeza, y siento que el amor se acaba, en cambio, yo amo a los ángeles. Y, a pesar de todo, ella me ofrece protección, mucho amor y afecto, si acierto o me equivoco. Y bajo la cascada, donde quiera que me lleve, yo sé que la vida no me va a quebrar. Cuando yo venga a llamar, ella no me abandonará. En cambio, yo amo a los ángeles. Cuando me siento débil, y mi dolor camina por una calle de una sola dirección, miro hacia arriba, y sé que siempre voy a estar bendecido con amor. Y mientras crece el sentimiento, ella insufla carne a mis huesos. Y cuando el amor se acaba, en cambio, yo amo a los ángeles. Y, a pesar de todo, ella me ofrece protección, mucho amor y afecto, si acierto o me equivoco. Y bajo la cascada, donde quiera que me lleve, yo sé que la vida no me va a quebrar. Cuando yo venga a llamar, ella no me abandonará. En cambio, yo amo a los ángeles."♪♫
Saludos.