jueves, 7 de junio de 2012

VISITANTES DE LEYENDA (2): MEMORIAS DE LA ATLÁNTIDA





Los últimos meses se habían vuelto muy difíciles para Agatha Christie. A sus 36 años había perdido completamente las ganas de vivir. Todo se le había juntado. Su marido Archibald se había ido de la casa en diciembre: amaba a otra mujer, y le había pedido el divorcio. Su querida madre acababa de morir, dejándola desolada. Las deudas la acorralaban, y los periódicos especulaban sobre su reciente y misteriosa desaparición. Había dejado de escribir: no podía sacar nada de su inmenso vacío interior. Y el frío invierno sólo acababa de empezar… A finales de enero, en compañía de su hija Rosalind y su secretaria Charlotte, decidió subir a un barco para marcharse lejos, muy lejos…


El 4 de febrero de 1927, el barco llegó al puerto de Santa Cruz de Tenerife, y desde allí partió hacia el interior de la isla, hacia el Valle de la Orotava. Las dos damas y la niña se alojaron allí mismo, en el Hotel Taoro. Se cuenta que fue una cosa repentina, aunque quizás pasaron algunos días, pero en aquel lejano y extraño lugar Agatha se sintió renacer de sus cenizas. Parece ser que el cambio de las frías brumas de Inglaterra por la luz del sol y la energía oceánica de los vientos alisios resultó como un bálsamo regenerador para su alma.


Comenzó a recordar que era escritora, y decidió poner de nuevo la mente a trabajar. Sintió otra vez ganas de escribir y de verlo todo. Allí mismo se dispuso retomar la redacción de “El misterio del tren azul”, una obra que había dejado a medio. El lugar le resultó sumamente inspirador. El valle en aquella época era un inmenso platanar cuyo verdor se perdía en el horizonte, y a los pies de la imponente mole del volcán Teide, la cima del Atlántico. Agatha sintió también interés por las edificaciones rurales, por las calles del pueblo y, sobre todo, por los jardines, los del hotel y otros cercanos. En uno de sus paseos, un jardín llamado “Sitio Litre” le resultó especialmente asombroso, donde vio plantas que para ella eran completamente extrañas y llamativas. 

El jardín Sitio Litre en la actualidad

También, naturalmente, su instinto observador se centró en la gente. Durante su estancia en el hotel entabló una especial amistad con el jardinero, que le obsequiaba un ramo de flores cada día. Era un hombre conocido como Manuel el de los Machangos (llamado así porque había sido el cuidador de los chimpancés del célebre psicólogo Wolfgang Köhler y su mujer Eva, en su Casa Amarilla), y pasó a figurar como uno de los personajes de su nueva obra: “El Enigmático Mr. Quin”, inspirada en aquel lugar. 

En este rincón del jardín Sitio Litre se recuerda el paso de Agatha Christie por allí


Pasaron los días, y Agatha ya se sentía mucho mejor, pero echaba de menos nadar en el mar, y en la costa rocosa del norte de la isla el baño era muy peligroso. El 27 de febrero, las tres inglesas tomaron el vapor que las condujo a la cercana isla de Gran Canaria. Allí, en la ciudad de Las Palmas, se alojaron en el Hotel Metropole. La ciudad era un lugar muy distinto a lo que había dejado atrás, cosmopolita, bulliciosa, y con un puerto en el que recalaban barcos de todo el mundo: toda una fuente inagotable de sensaciones para su agudo instinto observador. Y, por fin, pudo bajar a la playa y darse su bautizo de “recién nacida”. Se especula sobre si también practicó surfing, deporte que ya conocía, y del que fue una de las primeras europeas en practicar. 

"El clima es suave y soleado, excelente playa (...), y la vida del puerto me
atraía sobremanera. Barcos del todo el mundo atracan en Las Palmas.
Yo acostumbraba a pasear por el muelle cada mañana"


Los jefes de las tribus saharauis de visita en la ciudad
Le llamó la atención el trasiego de viajeros de todas las lenguas y razas que se alojaban en su hotel, el bullicio constante del puerto de La Luz, y, en contraste, la quietud de los pueblos del interior de la isla, que también se interesó por visitar. Y contemplando aquellos pueblos perdidos entre montañas, silenciosos y llenos de misterios, en la mente de Agatha nació Miss Marple, uno de sus personajes más célebres y conocidos, que estaba inspirada en su propia abuela, y que apareció por primera vez en una obra que empezó a escribir en Gran Canaria: “Miss Marple y los trece problemas”.

Interior de Gran Canaria hacia 1927. Aquí "nació" Miss Marple

Entonces decidió volver. El 4 de marzo de 1927, la escritora y sus dos acompañantes tomaron el barco de regreso a la fría Inglaterra. Agatha Christie que, andando el tiempo, llegaría a convertirse en una de las escritoras más exitosas de la lengua inglesa, nunca olvidaría aquella experiencia vivificante y  transformadora, y llevaría para siempre en su corazón la tierra donde nació por segunda vez.

"Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir
hacia delante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único"

Muchos años después, en diciembre de 1954, el director de cine norteamericano John Huston se instaló con todo su equipo en la ciudad de Las Palmas para rodar parte de las escenas de su película “Moby Dick”, huyendo de las frías aguas británicas. Con él llegó el protagonista, Gregory Peck. El equipo se alojó en el Hotel Madrid, y a John Huston se le concedió el dudoso honor de ocupar la misma habitación donde había estado el dictador Franco el día que se alzó contra la República. 

Primeras impresiones de John Huston al llegar al hotel

Mientras tanto, se inició la construcción de la maqueta de la célebre ballena blanca. 

Moby Dick fue construida en unos astilleros cercanos al Puerto de La Luz
"No tengas miedo, niña, que no muerde"

Gregory Peck es recibido en el estadio de fútbol, donde
fue invitado a hacer un saque de honor
Fue un acontecimiento que no pasó desapercibido, todos los días no se podía ver cómo se hacía una película, y fueron muchos los curiosos que se acercaron a contemplar los rodajes. La sintonía con los lugareños fue tal que el equipo de rodaje se integró rápidamente en la vida social de la ciudad. Se cuenta que Gregory Peck se mostró especialmente amable y cercano con todos, y fueron muy comentadas las juergas que se pegaba con John Huston por los bares de la ciudad. Los productores, por su parte, en respuesta a la cálida acogida, donaron una considerable cantidad de dinero a una institución benéfica para su campaña navideña.

El Capitán Ahab entre admiradores

Pero, obviamente, también había mucho trabajo que hacer, y los rodajes fueron muy duros.


El director John Huston durante el rodaje de "Moby Dick"
Al terminar el rodaje, el Capitán Ahab vuelve a ser Gregory Peck
A principios de 1955, terminado el trabajo, el equipo abandonó la cuidad. “Moby Dick” se convertiría en un éxito taquillero y en una de las películas más carismáticas de la historia del cine.


Justo diez años después, los productores de “Hace un millón de años”, dirigida por el británico Don Chaffey, otra película legendaria donde las haya, se trasladaron a las Islas Canarias para rodar las escenas de exteriores. Los paisajes volcánicos de Tenerife y Lanzarote, con su apariencia primitiva, y la vegetación de aspecto antediluviano eran el marco perfecto para situar esta historia ambientada en un tiempo lejano y primitivo. 

Los Llanos de Ucanca en el Parque Nacional del Teide,
igual que  "hace un millón de años"

Y con el equipo llegó la actriz Raquel Welch, protagonista de la película, a la que el también célebre y carismático bloguero jalisquense Álvaro Locx dedicó un artículo en su Epistolario. En el montaje, las escenas de exterior se complementarían con las animaciones en los estudios de la  productora Hammer

Raquel Welch (Loana), rodeada de monstruos


Como correspondía a la época en la que se situaba la acción, Raquel llevaba en todo momento como único vestido el conocido como “el primer biquini de la Humanidad”. Pero aquel simple biquini de piel tapaba poco y abrigaba aún menos, con lo cual los rodajes se hicieron muy duros. Hasta el punto de que Raquel Welch, mientras rodaba en las Cañadas del Teide (Tenerife), a casi 3000 metros de altura, sufrió un resfriado que derivó en una neumonía, por lo que tuvo que ser hospitalizada de urgencia durante varios días. Afortunadamente sobrevivió, pero esa imagen que, andando el tiempo, se convertiría en el póster más vendido de todos los tiempos, casi le cuesta la vida.



En el año 2001, Raquel Welch fue invitada al Festival de Cine de Las Palmas, donde recibió un homenaje especial. Según contó ella para la ocasión: “Estábamos junto a Teide, muy cerca de la nieve, y los cámaras se congelaban, mientras yo tenía que posar con una especie de biquini prehistórico". Y añadió, bromeando, que el secreto de su belleza “podría residir en la hibernación a la que fui sometida en aquel rodaje”. Jajaja, Raquel, qué cachonda eres. Antes de partir, dejó su huella en el conocido como “paseo de la fama”. Pero esta vez, eso sí, más tapadita y sin poner en riesgo su salud, jeje. 




Y hoy, que nos hemos acercado a las memorias de la Atlántida, les dejo con las voces de dos auténticos atlantes de pura cepa. En el primer vídeo clip, el cantante Enzo nos interpreta su conocido tema "Libre". En el segundo, el eurovisivo Ramón del Castillo nos interpreta su famoso "Para llenarme de tí". Y en el tercero, el mismo Ramón nos deleita con su versión del clásico de The Beatles "Hey Jude", una bellísima canción que nos habla de renacimiento y superación.







Saludos.

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